Esta columna es una especie de regurgitación en palabras, después de unas semanas de transformación interna. Creo que aun no ha acabado pero me veo llegando a una especie de fin, sobre todo por otros comienzos que también se acercan.
Me fascina ver como mutamos, como nos vamos transformando en el tiempo, como esos cambios nos encuentran con otres, como nos acompañan en seguir, o despiden desde puertos porque ya no tienen más que darnos. Los cambios son eternos y poder transitarlos con consciencia y presencia es algo que disfruto, aun con sus momentos incómodos.
Probablemente este sea el post menos meditado de mi historia en Substack, pero algo me llama a escribirlo, a sacar de mi un montón de cosas que tienen que ver con todo y que me parece importante dar lugar.
No se por dónde empezar. Tampoco se si hace falta ser muy detallista. Todo lo que quiero y necesito es encontrar en este espacio sin ruido una señal de que está bien hacerle caso a mi estómago, que está bien aceptar que cuando la materia prima son las emociones, algunas veces va a ser un trabajo más gris que luminoso.
Me dedico diariamente a habitar las luces y oscuridades de mi ser, soy auto-exigente en exceso, según lo último que pude averiguar. Además culposa, eso creo que es parte de ser mujer y medianamente privilegiada.
Soy joven, aunque a veces me mire en el espejo y piense lo contrario. Estoy sana, aunque me auto-diagnostique con toda clase de adicciones. Soy “exitosa”, aunque a veces piense que no por no verlo reflejado en lo económico.
Siendo sincera, tengo mil cosas que pienso que tengo que cambiar, mejorar, optimizar. Siendo sincera también, a veces logro bajarme de esa nube, enraizarme en la realidad y ver que no es nada tan tremendo y que mis -pequeños pero sólidos- pasos van dando muchos frutos.
Estas últimas semanas he vivido una montaña rusa interna especial. He sentido como iba hasta el fondo de algo y me encontraba con emociones de todo tipo de épocas. He recordado personas que me han dado nauseas y otras que me han hecho pensar en por qué hace tanto que no tenemos contacto. He pensando en muchos vínculos que ya no siento de la misma forma, y en cómo quiero seguir nutriendo a los que construyen mis días, los que sostienen esa parte de mi que más me gusta y quiero dar prioridad.
Estas últimas semanas también he comenzado un proceso de minimalismo profesional. He podido ver todas las ideas, proyectos, deseos que he desplegado durante los últimos meses y sentarme frente a ellos, con ellos, a hacer una reflexión sincera y realista.
He dejado “morir” a algunos. Quién sabe, tal vez son como la Artemisa del jardín, que desaparece en invierno pero vuelve con todo en cuanto siente que el ambiente está listo para ella.
He dado un sitio especial a otros: ya sea porque son lo que de verdad quiero hacer ó por conectar y nutrirme de una manera que me interesa.
He aparcado algún otro. Estoy aprendiendo a jerarquizar, en el buen sentido; a ordenar. Hay tantas cosas que me gustaría hacer.. pero tal vez no a todas quiero/puedo ponerle mi energía de la manera que me gusta o requieren.
En definitiva, me he quedado con una conclusión más clara sobre qué y cómo quiero hacer. Dinero aparte, hablando de proyectos auto-financiados, son cosas concretas, entonces voy a ir por ahí.
Es algo hermoso sentir la liviandad al vaciar la cabeza, al romper papeles escritos con notas que no hacen falta, hacer lugar en el cuaderno y escritorio, simplificar las listas de pendientes, hacer una pausa, ordenar, organizar, refrescar y empezar de nuevo.
Me tomó tiempo hacer esta limpieza, este resumen mental, este acto de sinceridad conmigo misma. Me tomó exponerme a varias situaciones incómodas para así entender lo que mi panza quiere que entienda, para darle un orden orgánico a las cosas, para desprenderme de los viciosos algoritmos, para acercarme más a mis deseos, para dejar de lado el ruido, para hacer silencio y darme cuenta que ya estoy viviendo esa realidad que persigo y me desvelo por alcanzar.
Pero llegué. No resolví muchas de las cuestiones que me quitan el sueño, pero me quedé con las preguntas que sí me construyen y vibran con mis objetivos. Objetivos reales, que también este mes me tocó de-construir y dar nueva forma.
¿Por qué hago lo que hago? ¿Para qué?; algunas de las preguntas que resuenan en mi cabeza y en el aire.
He disfrutado de tomarme momentos rituálicos para bucear en ellas y aproximarme a nuevas respuestas, más armónicas con mi hoy. He disfrutado de transitar el último taller de Adentro como una participante más, disfrutando de la introspección en relación a mis fotos, extrapolándola al resto de ámbitos que tocan lo profesional-personal.
Algunas de las respuesta/conclusiones que encontré:
+ Me gusta trabajar con mujeres, voy a enfocarme en trabajar con ellas, de las diferentes manera que van fluyendo.
+ Me gusta estar rodeada de mujeres con las que me siento segura, con las que puedo abrirme y comunicarme nutritiva y sinceramente.
+ Estoy comprometida a invertir tiempo y recursos en proyectos que me hagan feliz, que me conecten con otras mujeres y que contribuyan con mi “trabajo”/obra/desarrollo personal y artístico.
+ Estoy dispuesta a monetarizar todo lo demás, a darle el valor que le corresponde a mi trabajo; sin que eso intervenga en lo haga por placer-vocación-deseo.
+ Estoy convencida en cómo afecta lo cíclico en nuestras vidas de mujeres y en que poner el foco ahí y considerarlo parte de la ecuación me da una libertad y guía importantísima.
+ Abrazo mi naturaleza de ser emprendedora de ideas y propuestas; comunicadora de emociones y proyectos ajenos; buscadora de espacios vívidos y compartidos; protectora de los refugios y rituales propios como parte esencial del todo.
Con esta listita que viene a mi mente: le doy salida a los pensamientos, lugar a los sentires y definición a la perspectiva desde la que me muevo, trabajo y, basicamente, vivo.
Este espacio sigue siendo un lugar donde reflexionar compartido, donde compartir mis imágenes y pensamientos, dónde (espero) encontrar otras mujeres que compartan también.
estoy impresionada de lo identificada que me sentí y de la forma hermosa en la que lo contaste, qué mágico cuando pasa eso🌟